Quince-Cero. Treinta-Cero.
Treinta-Quince…. Qué fácil es cuando estamos en
el comienzo del partido.
Después del primer set pueden aparecer
las primeras lagunas. Se comienza dudando el tanteo del juego: Algún punto
arriba o abajo que hace que los jugadores entablen un amistoso intercambio de
opiniones y descripción de jugadas que normalmente llegan a un “Ahh, vale, vale… me había perdido” con más o
menos convicción.
Hacia la primera hora de partido
las dudas están muy cerca de ser
certezas, sólo que no coinciden las de una pareja y la otra. De amistoso intercambio se pasa a
agrio recordatorio, el tono de voz se endurece, el volumen sube y muchas veces
se puede observar al menos a dos de los jugadores, uno de cada pareja, gesticulando muy próximos a la red.
Ya cerca del final, cuando a
penas faltan 5 o 10 minutos para el final del turno de pista, las lagunas
pueden ser océanos, las certezas son auténticos dogmas de fe, lo ocurrido en
los últimos minutos es una maraña de situaciones que no se sabe muy bien a que
juego se corresponden exactamente. Todo este episodio puede complicarse cuando
en alguno de los implicados comienza a aflorar un cierto brote de tipo paranoide
(por fin puedo justificar el título): la absoluta convicción de que el otro, en
el mejor de los casos está equivocado y en el peor ,de que está intentando "magarnos" ( jeje, es lo como lo dice el amigo Carli...)
A mi se me ocurren que la
principal estrategia para abordar de forma
preventiva esta situación es la reflexión…
Yo creo que puede considerarse
una lesión como otra cualquiera: Un pequeño “tirón” psicológico que no tiene
porqué tener más repercusión. Un insignificante achaque que se cura con unas cervezas al final del
partido y sobre todo con una buena dosis de sentido de
humor (esto no tiene efectos secundarios, ni hace falta consultar al farmacéutico).
Pero si ocurre demasiado
habitualmente, si dejamos de divertirnos con regularidad, y sobre todo
cuando la relación con los demás puede verse afectada, quizás es el momento de
parar un tiempo…
Como cualquier otra lesión, un tiempo de reposo y rehabilitación (en este caso la reflexión) nos dejaran en perfectas condiciones para afrontar nuevos y, sobre todos, divertidos partidos con los amigos.
Como cualquier otra lesión, un tiempo de reposo y rehabilitación (en este caso la reflexión) nos dejaran en perfectas condiciones para afrontar nuevos y, sobre todos, divertidos partidos con los amigos.
Gonzalo Sánchez Fernández. de febrero de
2014
tú es que andas muy bien de la cabeza. Yo al segundo o tercer juego ya empiezo a perderme y al segundo set me doy por vencido. jeje
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